Entre otras cosas Piedad Bonnett es también una poeta del desencanto. Desencanto: en esta manera de ser y de ver el mundo esta poeta, sin filiarse a grupo o estética alguna, se hermana con otros poetas colombianos de su generación. La voz poética de Bonnett se desdobla en un yo lírico que contempla la imagen caótica del mundo y el aniquilamiento del ser humano; en un yo lírico que sucumbe, que se devela desde lo más íntimo, que abre las puertas de su ser para mostrar su dolor.
El poema o el decir poético es entonces para los poetas del desencanto una manera de hacer frente al mundo y a una realidad a la que no se ajustan. A través del poema se exterioriza. El poema está al servicio de... el amor, el dolor, la mujer y el hombre. En su poemario El hilo de los días Piedad Bonnett incluye un poema que habla de los mil usos del poema.
De los mil usos del poema
Se ha convenido ya -todo el mundo así lo opina-
en que es enteramente inútil el poema.
Y sin embargo, hay momentos en que sin saberlo
el poema se llena de amor y es esa carta
de reconciliación que nunca escribiremos.
O es ese puente de ventana a ventana que pasamos
con el alma encogida, deseando el vacío.
Manopla, salvavidas, aeroplano
que nos permite contemplar olímpicos
el trasegar sin fin de tantas gentes
tristes de haber nacido y tristes de ir muriendo.
(A veces, desde arriba nos miramos
pasar alucinados y sombríos).
Se ha convenido ya -todo el mundo así lo opina-
en que es enteramente inútil el poema.
Y sin embargo, hay momentos en que sin saberlo
el poema se llena de amor y es esa carta
de reconciliación que nunca escribiremos.
O es ese puente de ventana a ventana que pasamos
con el alma encogida, deseando el vacío.
Manopla, salvavidas, aeroplano
que nos permite contemplar olímpicos
el trasegar sin fin de tantas gentes
tristes de haber nacido y tristes de ir muriendo.
(A veces, desde arriba nos miramos
pasar alucinados y sombríos).
La figura del poeta, su desencanto ante el mundo y el poema como instrumento nos remiten en el plano de lo real al compromiso del poeta como escritor en un país como Colombia. Al respecto Piedad Bonnett afirma que "en cualquier parte del mundo, la única responsabilidad que un intelectual debe tener es compromiso con su arte e independencia. Eso se traduce en múltiples acciones: escribir sólo sobre aquello que resulte imperativo, sin hacer concesiones a la moda, al afán comercial de las editoriales, a supuestos deberes políticos, o a la culpa, esa sombra que siempre acompaña al colombiano, por hacer parte de una sociedad indolente y permisiva; permanecer a distancia del poder, conservando un espiritu crítico que le permita no sólo disentir sino interrogar, subvertir, ver desnudo al emperador y ponerlo en evidencia. No sucumbir al halago, ni dejarse arrastrar al reino de la diletancia o de la banalidad. En fin, ser libre y capaz de resistirse a todo amansamiento"(1).
1. Palabras Piedad Bonnett en el V Encuentro de escritoras colombianas Bogotá 2008.
1. Palabras Piedad Bonnett en el V Encuentro de escritoras colombianas Bogotá 2008.
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