miércoles, 16 de diciembre de 2009

Lo urbano en la poesía de Piedad Bonnett


El yo lírico de la poesía de Piedad Bonnett también tiende su mirada sobre el espacio urbano. A continuación incluimos un poema del libro Tretas del débil de 2004, en el que se aborda esta temática.

Instantánea

Desde el automóvil -la luz en rojo-
yo los veo pasar en fila india.
Adelante va el viejo,
sus pasos amplios, dobladas las rodillas, la cabeza inclinada,
como animal que han castigado muchas veces.
En la mano la bolsa,
y no sé adivinar, pero allí pareciera
residir el precario equilibrio de su cuerpo.
Detrás, alto el mentón,
los ojos más allá de esta calle, en otra calle,
un hombre en sus treinta años va montado.
Y el niño atrás, hijo seguramente, tal vez nieto,
apretado su paso detrás de los mayores.
Vienen de levantar casas de otros
cuyos nombres ignoran. Han lavado sus manos,
han intentado acaso sacar la dura mugre de sus uñas,
y sus cabezas
mojadas y peinadas
brillan con el sol perezoso de la tarde.
Pasa la luz verde y yo los dejo
caminando a su ciego punto muerto.



En el ensayo Convertir en palabras la poesía del mundo, Rodríguez (2008) afirma que en la poesía de Piedad Bonnett está presente la intención de mostrar los grandes dramas de la vida social y personal para hacer de los seres más comunes y corrientes los nuevos héroes de las historias, todo ello con la intención de comunicar la realidad. De esta manera, en muchos de sus poemas el yo lírico expresa una conciencia y rechazo hacia la degradación del mundo.

Lo anterior se confirma en las siguientes palabras de Piedad Bonnett: "Frente a los ríos de Sangre, a la dignidad atropellada, al miedo, es explicable que se trate de encontrar lo poético que hay en la vida. Que se lo busque en un niño, a quien la escuela haya dejado todavía un rastro de de imaginación que permita crear fantasias. En el indigente que, como aquel pobre Tomasín de Lear, lleno de gracia y sabiduría, puede hacer de su marginalidad un reducto de libertad".

En Instantánea el yo lírico inserto en un panorama de calles, automóviles y transeuntes, contempla una escena cotidiana del paisaje urbano. De esta circunstancia, creemos, deriva el título, Instantánea, que refiere a una fotografía que capta las rutinas propias de la ciudad contemporánea. Pero, más que las rutinas, capta al ser humano mismo, casi alienado por las exigencias de una sociedad en la que todo, hasta lo humano, ha adquirido un valor de utilidad. En este poema lo urbano es el trasfondo y en un primer plano está un ser humano que ha mecanizado sus movimientos, que ya no es conciente de ellos, "como un animal al que han castigado muchas veces".



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